LONDRES.- El príncipe Harry, cuarto en el orden de sucesión al trono británico, aterrizó ayer en una base militar de la Antártida para sumarse a una expedición benéfica organizada por Walking with the wounded (Caminando con los heridos).
El nieto de Isabel II se sumará a la travesía de 335 kilómetros que realizarán tres equipos de ex soldados británicos, estadounidenses, australianos y canadienses con el objetivo de alcanzar el Polo Sur geográfico. Su salida está prevista para el 30 de noviembre desde los 87 grados de latitud. Hasta entonces, los fuertes vientos y las temperaturas bajo cero deberán ayudarlos a aclimatarse, más allá de que desde hace meses, el príncipe se estuvo entrenando con sus compañeros de equipo, al punto que en septiembre se encerraron en una cámara frigorífica para ir experimentando temperaturas de hasta 45 grados bajo cero.
La mayoría de participantes resultaron heridos en conflictos bélicos o de otro tipo. A un ex soldado le faltan las dos piernas; otros tienen algún brazo amputado y uno está ciego. La iniciativa está destinada a recaudar fondos para la entidad convocante, que ayuda a los veteranos y a sus familiares a superar su situación física, psicológica y social.
Harry, de 29 años y veterano de la guerra de Afganistán (donde cumplió misiones en dos tramos), ya colaboró con la organización durante una expedición al Polo Norte en 2011, aunque en aquel entonces sólo recorrió un tramo. Ahora él y el resto de participantes se enfrentarán a un inhóspito terreno, aunque no lo harán solos: estarán continuamente acompañados de helicópteros y equipos de auxilio y de suministros. (DPA)